Suelo preguntarles a quienes tienen hijos varones y mujeres, si piensan que es más fácil criar a unos o a otras.
La respuesta es abrumadoramente la misma: “Con los varones, definitivamente”
Cuando les pregunto el por qué, dudan un poco, pero luego, las razones que me dan son reveladoras. Me cuentan que las nenas son ‘muy sensibles’, ‘se emocionan por todo’, ‘son demasiado empáticas’. En cambio, con los nenes es ‘más sencillo’: ‘a lo sumo se pelean, y si tienen que pegarse, se pegan, y rápido se les pasa’.
Esta respuesta me hace reflexionar profundamente.
Estamos etiquetando como ‘dificultad’ lo que en realidad es una riqueza emocional. Y llamamos ‘facilidad’ a lo que a menudo es una educación emocional restringida.
Pensémoslo un momento:
- A ellas se les permite (e incluso se les exige) desarrollar un amplio espectro emocional: la empatía, la sensibilidad, el cuidado. Habilidades humanas cruciales.
- A ellos se les educa, consciente o inconscientemente, en una esfera emocional reducida, donde la frustración o el enojo a menudo solo tienen un canal de expresión permitido: la acción física o la represión.
¿Y las consecuencias a largo plazo? Aquí es donde duele:
- Ellas llegarán a la vida adulta con una mochila de sobrecarga emocional y, a veces, con la desventaja de haber sido desacostumbradas a la confrontación o a poner límites por el “qué dirán”.
- Ellos llegarán a la vida adulta, con frecuencia, con una pobre alfabetización emocional. Hombres a los que se les hizo difícil nombrar lo que sienten, pedir ayuda, o resolver conflictos sin confrontación. Hombres que, estadísticamente, tienen mayores tasas de problemas de salud mental no tratados y de aislamiento social en la vejez.
La ironía final: luego, en el mundo laboral y personal, buscamos desesperadamente habilidades blandas (empatía, comunicación, colaboración) que sistemáticamente le “educamos” para que no desarrollen plenamente a uno de los géneros.
No estamos buscando culpables, sino simplemente queremos poner un poco de luz sobre un tema tan cotidiano. ¿Y si la “facilidad” de hoy es la dificultad de mañana? ¿Y si lo que llamamos “complicado” en una niña es, en realidad, la semilla de una inteligencia emocional sólida?
Les invito a sumarse a la reflexión:
- Para los que tienen hijos: ¿Han notado esta diferencia de expectativas? ¿Cómo trabajan para que sus hijos varones desarrollen toda su gama emocional?
- Para todos: ¿Creen que esta “facilidad” en la crianza de los niños nos pasa una factura como sociedad?
Me interesa leer sus perspectivas. Les leo en comentarios.
Por Marcelo Baudino
Experto en Diversidad, Equidad e Inclusión
Linkedin: https://ar.linkedin.com/in/marcelobaudino
