La frase volaba en el aire y en la mente de muchos jóvenes varones en las carreras de ingeniería: ellos no estaban siendo reclutados porque ahora las empresas querían reclutar mujeres.
Durante un taller de liderazgo inclusivo, una de las gerentas me planteó la inquietud. Su hijo estaba frustrado porque casi al final de su carrera, todas sus compañeras ya estaban trabajando o tenían trabajo asegurado. En cambio, él y otros tantos compañeros varones, aun no habían logrado obtener una entrevista siquiera. Su madre estaba evidentemente angustiada, y aunque sospechaba que había una explicación más o menos coherente, no había sabido brindarle contención. Lo que más le preocupaba era el hecho que parecía que su hijo consideraba que las mujeres, en este caso sus compañeras de carreras, eran las principales responsables de que él no estaba siendo reclutado.
Antes que brindar una explicación de esta situación, quiero conectarme con el sentir de este joven estudiante de grado. Considero que su frustración es genuina y que necesitamos saber elaborar un discurso que nos permita llegar hasta ellos. Al menos para que puedan desarrollar una perspectiva más amplia del tema, de lo contrario, corremos el riesgo de que direccionen su enojo y frustración hacia las mujeres.
En primer lugar, es importante mencionar que incluso con todos los avances en debates y derechos por la igualdad de género, las carreras técnicas siguen siendo cooptadas por hombres. En Argentina las mujeres representan aproximadamente el 24% de las egresadas de estas carreras (aunque las mujeres son mayoría en la matrícula universitaria general: 62.6% en 2021). El porcentaje varía dependiendo de la ingeniería en cuestión, siendo las ingenierías en alimentos y ambiental, las preferidas por las mujeres. Otras, como la mecánica, en cambio, aun sostienen una abrumadora mayoría masculina.
Por lo tanto, si analizamos los números de reclutamiento en términos relativos, muy posiblemente las mujeres gocen con una mayor probabilidad de ser reclutadas respecto a los hombres. Esto no debería ser una sorpresa ya que las empresas saben que la diversidad contribuye positivamente a la creatividad, la innovación y la rentabilidad. Es lógico esperar que las empresas se esmerarán por atraer el pequeño porcentaje de mujeres egresadas de carreras de ingeniería. Sin embargo, sin analizamos los números en términos absolutos, los hombres siguen siendo, por lejos, los más contratados de las carreras de ingeniería, sencillamente porque son mayoría. La competencia entonces se da más entre varones dada la cantidad de estudiantes.
No estoy seguro si esto sería un aliciente suficiente para aquellos varones que les está constando conseguir un trabajo luego de terminar sus estudios. Mientras menos desigual sea el porcentaje por género en las universidades, más cerca estarán los porcentajes relativos de reclutamiento. Es clave comprender que las mujeres no les están robando los puestos de trabajo a los hombres, y que por ser hombre no implica que se debería obtener un puesto asegurado antes que las mujeres.
El desafío es poder conectar con estos jóvenes para que puedan comprender la complejidad del asunto y desarrollen una perspectiva de género. ¿Has vivido o observado esta situación en tu sector? Me encantaría leer tu perspectiva en los comentarios.
Por Marcelo Baudino
Experto en Diversidad, Equidad e Inclusión
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